Barto y sus abus

Bartolomé, o Barto como todos lo llaman, es un niño feliz y sonriente. Vive en Houston, Estados Unidos, con su mamá Julieta y su papá Ignacio. A Barto le encanta jugar con autos de juguete, bloques, trenes y le gustan mucho los dinosaurios. Los abuelos de Barto, Piti y Pablo, viven en Córdoba, Argentina. Aunque están lejos, les encanta pasar tiempo juntos. Barto piensa muy seguido en sus abuelos y en lo bien que lo pasan cuando van de visita.

Una mañana soleada, Julieta e Ignacio tenían una noticia emocionante para Barto. Le dijeron que iban a visitar a sus abuelos en Argentina. A Barto se le iluminaron los ojos de alegría. Le encantaba viajar en avión y tenía muchas ganas de ver a Piti y Pablo. Hicieron las valijas con ropa, juguetes y regalos para los abuelos. Barto se aseguró de llevar su auto de juguete favorito. La familia estaba lista para su gran aventura.

Barto estaba encantado cuando subieron al avión. Miró por la ventanilla y vio las nubes flotando. Juli y Nacho le contaron historias sobre Córdoba, la casa de los abus y su perrita Cuca. Barto soltó una risita y aplaudió emocionado. Los auxiliares de vuelo fueron muy amables y le dieron a Barto una insignia especial. Pronto, el avión aterrizó en Córdoba. Barto estaba impaciente por ver a sus abuelos.

En el aeropuerto, Piti y Pablo estaban esperando con grandes sonrisas. Barto corrió hacia ellos y les dio un fuerte abrazo. Piti y Pablo estaban muy contentos de ver a su nieto. Todos subieron al auto y se dirigieron a su casa. Barto miró por la ventana y vio el hermoso paisaje cordobés. Estaba muy contento y emocionado de estar con sus abuelos. Llegaron a Barrio Jardín y Barto se sintió como en casa.

A Barto le encantaba pasar tiempo con su abuela Piti. Ponían música con Alexa en el living, bailaban y se reían mucho. Piti le enseñó a Barto a preparar riquísimas ensaladas. Regaban juntos la huerta. A Barto le encantaba jugar al fútbol en el garage con Piti. Todos los días estaban llenos de diversión y risas. Barto se sentía muy especial pasando tiempo con su abuela.

Barto también vivió muchas aventuras con su abuelo Pablo en Calamuchita. Iban en tractor y exploraban los frutales. Pablo le enseñó a Barto a hacer dibujos de los animales que veían. También arreglaron máquinas juntos. Barto se sentía como un pequeño ingeniero. Cada día era una nueva aventura con su abuelo. A Barto le encantaba aprender cosas nuevas de Pablo.

Los días en Córdoba pasaron rápidamente. Pronto llegó la hora de que Barto y sus padres regresaran a Houston. Barto se sintió triste al despedirse de Piti y Pablo. Tuvieron una gran cena de despedida con muchos besos y abrazos. Piti y Pablo prometieron visitar pronto a Barto en Houston. Barto se despidió con la mano mientras se dirigían al aeropuerto. Sabía que iba a extrañar mucho sus abuelos pero que iban a seguir hablando mucho por videollamada hasta el próximo encuentro.

De vuelta en Houston, Barto extrañaba mucho a sus abuelos. Siguieron en contacto a través de videollamadas. Barto les mostró sus nuevos juguetes y dibujos. Hablaban de su próxima visita y de lo bien que lo iban a pasar. Barto se sentía feliz sabiendo que podía seguir viendo y hablando con sus abuelos. Estaba esperando que llegara la próxima gran aventura. Hasta entonces, Barto guardaba sus recuerdos de Córdoba cerca del corazón.